viernes, 2 de marzo de 2012

Sobre provocadores y provocados



Estamos en un momento en que las protestas están y estarán durante largo tiempo a la orden del día. La situación no es para menos.

Pero aquí no tratamos de la necesidad o no de las protestas.  Tratamos de ese mecanismo casi cobarde de unos pocos que se esconden entre una mayoría que levanta la voz por algo concreto y lícito (recortes en la enseñanza, …).  En lo ideológico podríamos estar de acuerdo con los provocadores en algunas cosas referidas al análisis del sistema económico en el que estamos inmersos, pero de ninguna manera podemos estarlo en cuanto a los métodos que utilizan.

Cuando esto es lo que queda..., algo falla
Los jóvenes y no tan jóvenes que se manifiestan lo hacen con el convencimiento de intentar cambiar, o al menos parar. los ataques políticos que se están llevando a cabo contra los derechos más elementales y esto lo hacen con lo que pueden y saben hacer, manifestando su descontento y haciendo oír su voz.  La acción de los comandos que se esconden tras la multitud no ayuda en nada positivo.

Con su actuación estos grupos lo único que consiguen es poner en bandeja a los gobernantes (los provocados) el argumento necesario para reventar a palos a aquellos que sólo querían manifestar su opinión. Así estos grupos lo que realmente hacen es dar una buena ayuda a los que ostentan el poder: de un lado dan alas a las porras de los policías (agentes de los provocados) y de otro consiguen amedrantar a los manifestantes que quedan indefensos, acorralados y apaleados. 

Y …,  casualidades de la vida, según fuentes de la policía, entre los detenidos no hay ninguno de los que tienen catalogados como provocadores.  Y digo yo que, entre los apaleados, tampoco hay ninguno de ellos. Los provocadores saben muy bien a donde van y que hacer, dominan la situación; mientras que los manifestantes se encuentran desconcertados, sorprendidos y cuando van a darse cuenta de lo que sucede algunos ya sangran a consecuencia de los golpes. En ese momento, aquellos, los provocadores, ya han escapado de las zonas de riesgo.

El resultado: los provocadores se sienten satisfechos por el ambiente creado y los provocados, aunque esto no lo digan, se sienten satisfechos y agradecidos con ellos porque su actuación es la ayuda perfecta para abortar a palos las incómodas protestas.


PD.: Cabe decir sobre los provocados y sus agentes que no necesiten mucho para sentirse agredidos y comenzar a repartir mandobles a diestro y siniestro, al fin y al cabo forma parte de su propia esencia.